Capítulo486
Cualquiera podría entender que sus palabras, eran pura ironía. ¿Acaso no estaba cuestionando el
carácter de Hugo? Los labios finos de Alejandro se curvaron ligeramente, la expresión en los
rostros de Enrique y Ema no eran del todo positiva.
-“Señor Hernández.”
Interrumpió el secretario Carlos en ese momento, entrando apresuradamente y hablando con
respeto: La señorita Pérez ha llegado.
El corazón de Alejandro tembló fuertemente, sus pupilas se contrajeron de repente.
Todas las miradas se dirigieron automáticamente hacia la puerta.
Tac-tac-tac.
Los tacones afilados resonaron agudamente, como si estuvieran pisando en el centro de su corazón.
Clara entró sola en ese lugar donde había vivido durante tres años, pero en ese momento, la atmósfera fría y distinguida que emanaba de ella era tan imponente como cuando puso un pie aquí por primera vez.
En un instante, la visión de Alejandro se volvió borrosa.
Se sintió como si, aún no se hubieran divorciado.
-Abuelo, estoy aquí.
Clara sonrió ampliamente, parpadeando sus ojos como lagos transparentes mientras caminaba hacia su abuelo.
Cuando pasó frente a Alejandro, no hizo ningún gesto de detenerse.
Era como nunca se hubieran conocido.
El corazón de Alejandro se contrajo, sus dedos se apretaron lentamente, su corazón latió descontroladamente.
Después del divorcio, cada vez que veía a su exesposa, era como si estuviera experimentando una cruel tortura, una gran catástrofe.
-Clara….
Murmuró, Leona clavando sus ojos en el hermoso rostro de Clara. Si Ema no la hubiera estado sosteniendo, habría deseado abalanzarse sobre ella y morderla hasta hacerla pedazos.
-¡Estoy si que es una gran sorpresa! ¿Hugo? Qué coincidencia mano.
Dijo Clara, cuando pasó junto a Hugo deteniendo abruptamente sus pasos, y sonriendo con alegría
mientras lo miraba.
¡Hugo quedó atónito al instante!
¡La sorpresa se extendió entre la multitud!
¿Hugo? ¿Tan cercanos? ¿Acaso su relación no es superficial?
-Señorita Pérez, ha pasado mucho tiempo-Hugo forzó una sonrisa y respondió con un tono más
distante.
-Sí, ¿han pasado cinco o seis años desde que el Sr. Soler visitó a mi padre? Hace un tiempo, mi
padre mencionó tu nombre, nuestras dos familias tienen una relación cercana.
Recuerdo que cuando era niña, el tío Soler solía llevar a ti y Aarón a nuestra casa como invitados. Pero en estos últimos años, ya crecidos nos hemos distanciado grandemente.
Mientras hablaba, la mirada sonriente de Clara se posó en la sorprendida cara de Enrique: -Señor Hernández, ¿no lo sabías? El tío Soler y sus tres hijos siempre han sido invitados especiales en
nuestra familia Pérez.
Después de retirarse, el tío Soler incluso fue el jefe del departamento legal de nuestra empresa KS. Simplemente, el tío Soler es discreto, así que poca gente sabe de esto.
Hugo forzó su expresión, pero sus mejillas se sonrojaban intensamente.
Las palabras de Clara sonaban desenfadadas, pero cada una de ellas se sentía como un puñal en su
garganta.
Lo que más detestaba que se mencionara públicamente era el hecho de que su familia alguna vez había recibido la ayuda de la familia Pérez. Incluso en su corazón, tenía que admitir que su éxito actual estaba relacionado con el apoyo de la familia Pérez.
Si quería crecer y avanzar, si deseaba romper los lazos con el pasado, necesitaba liberarse de la
sombra de la familia Pérez.
-Así que el abogado Soler tenía una relación tan cercana con la familia Pérez- Enrique dijo con
-Mi padre en efecto fue consejero legal del grupo KS durante algunos años, pero ya no lo es. Hace años que no tengo relación con la familia Pérez-Hugo intervino rápidamente, tratando de
distanciarse de la familia Pérez en sus palabras.
-Sr. Soler, o, mejor dicho, el abogado Soler.
Los ojos entrecerrados de Clara mostraron una sonrisa burlona y fría: -Supongo que no has
olvidado que cuando el tío Soler se retiró, la familia pasó por una crisis. Si mi padre no hubiera
intervenido, su familia habría tenido dificultades.
Mi padre tenía un favor pendiente con el tuyo, y la familia Soler ha recibido muchos favores de la
nuestra. Nunca hemos esperado ningún tipo de retribución. Pero no deberías haber unido fuerzas
con otras personas para obstaculizarme.
Los labios rojos de la señorita se curvaron en un gesto de burla fría y hermosa: -Romper puentes
después de cruzar el río es ingrato. ¿Es así como te guías a ti mismo como abogado?
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