Capítulo 75 Tan directa

Mientras Victoria reflexionaba sobre ello, la dueña de la tienda interrumpió sus pensamientos al

decir:

-Señorita, el caldo y el pan de natilla están listos.

Al instante, la joven volvió a la realidad y vio que la dueña ya había empaquetado su pedido, así que extendió la mano para tomarlo.

Gracias. Ya he pagado.

-Muy bien. ¡Cuidese y gracias por venir!

Victoria tomó la bolsa y se marchó. Durante todo el trayecto de vuelta, sintió que alguien la observaba y solo dejó de sentirlo cuando entró al edificio de la compañía. «¿En verdad había alguien dentro del auto negro?». En cuanto regresó, pensó en acercarse a echar un vistazo. Después de todo, lo averiguaría yendo a comprobarlo. Sin embargo, al pensarlo mejor, sintió un escalofrio y decidió no hacerlo. «Como el auto estaba estacionado, nadie estaría adentro durante el día. Al pensar eso, se frotó los ojos y sintió que tal vez estaba pensando demasiado. ¡Cling! Llegó el ascensor, asi que entró.

Durante la ajetreada tarde, había olvidado por completo ese pequeño incidente a la hora del almuerzo. Hacia el final del día, Jazmín fue a buscarla.

-S-señorita Victoria, Compañía Burgos ha planificado una cena para esta noche. -Apretó los dedos con nerviosismo; además, tenía el rostro un tanto pálido mientras luchaba por decir la siguiente frase.

-¿Tienes miedo de ir? -Victoria dedujo con facilidad lo que quería decir.

Al oír eso, Jazmín asintió con la cabeza levemente y susurró:

-Disculpeme, señorita Victoria. Parece que me he vuelto un poco cobarde. Iré sola. Por favor, haga como si nunca lo hubiera mencionado.

-Espera.

La detuvo y se levantó antes de decir-: Ve y prepárate, iré contigo. «Aunque esta debería ser la última vez.

-Gracias, señorita Victoria. Iré a prepararme enseguida.

Como tenía que acompañar a Jazmín a cenar, le envió un mensaje de WhatsApp a Alejandro, informándole que tenía que trabajar hasta tarde, asi que le pidió que volviera antes. El respondió tras un momento: Trabajar hasta tarde? No recuerdo haber oído de que la compañía trabajara horas extra esta noche, Victoria replicó su respuesta y escribió: «¿No sabes lo que tienen que hacer las asistentes? Voy a acompañar a Jazmin para hablar de una colaboración».

Luego, Alejandro volvió a escribir: «¿Por qué la acompañas?. Él respondió sin entender por qué ella lo había redactado así. ¿No debería acompañarla Jazmin? ¿Por qué es al revés?», pensó el

hombre. Victoria respondió: -Estoy guiando a mi sucesora. Si no, ¿quién se hará cargo de mi trabajo cuando yo ya no esté?». No queria ser tan directa, pero como quería llegar al fondo del asunto, decidió serlo. Como era de esperar, después de que ella enviara ese mensaje, el no respondió más. Al cabo de un rato, Victoria y Jazmin bajaron juntas las escaleras.

-¿Has llamado a un taxi?-le preguntó apenas se acercaban a la planta baja.

Eh? Oh… Solo entonces Jazmin sacó su teléfono mientras se disculpaba señorita Victoria, lo he olvidado. Llamaré a uno ahora mis

-Lo siento,

La señorita Selva no se enfadó, sino que se limitó a asentir. Antes de que llegara el auto, ambas ya habían llegado a la entrada de la compañía. Un pensamiento cruzó la mente de Victoria y de manera inconsciente miró hacia el lugar donde el auto negro había estado estacionado al mediodía. Efectivamente, el vehículo ya no estaba allí, ya que un Volkswagen blanco había ocupado ese lugar.

-Señorita Victoria, ¿qué está mirando?-preguntó Jazmín con curiosidad.

Ante su pregunta, su jefa volvió a la realidad y sacudió la cabeza.

-Nada. ¿Has conseguido taxi?

-Si Deberia llegar en unos minutos. Perdóneme, señorita Victoria. Parece que soy descuidada con todo.

Ella la miró y sonrió sin poder evitarlo.

-No es para tanto. Todo el mundo tiene una primera vez. Los demás no tienen por qué hacerlo. mejor que tú. Jazmin, no eres peor que nadie. Muestra algo de confianza y coraje; no tengas miedo.

-De acuerdo. La asistente recuperó la confianza en si misma después de escuchar esas palabras.

Cuando Victoria se dio vuelta, Jazmin la observó en secreto. «La señorita Victoria… Es una excelente persona y muy capaz. ¿Cuándo seré como ella?». El lugar de encuentro designado era un bar. Luego de que salieron del auto, Victoria frunció el ceño al ver la animada y colorida. escena que tenía delante.

-¿Quién eligió este lugar?

Al instante, Jazmin se mostró impasible.

-C-compañía Burgos.

Apenas Victoria oyó eso, frunció el ceño aún más.

-Los bares están abarrotados y son ruidosos, por lo que no son adecuados para las conversaciones de negocios. ¿Has intentado sugerir otro lugar?

Jazmin se quedó boquiabierta ante esas palabras.

-N-no lo sabia. Pensé que nos reuniriamos con ellos donde quisieran. Además, no sabía era un bar antes de ir alli y tampoco parecia un lugar formal.

que

-A partir de ahora, siempre que alguien sugiera un punto de encuentro, asegúrate de comprobar si es adecuado para el trabajo. Si no lo es, sugiere una alternativa.

La asistente solo pudo asentir con impotencia.

—Si, señorita Victoria. ¿Qué hacemos ahora? ¿Deberíamos no entrar?

Con el entrecejo fruncido, Victoria apretó los labios.

-Ya que estamos aqui, vamos. -Estaba agradecida de que le había informado sobre eso; de lo contrario. Jazmin habria estado alli sola esa noche y seguro se habrían aprovechado de ella-. Que el Departamento de Recursos Humanos contrate a alguien dentro de unos días para que te ayude; una persona que sea lista -dijo antes de entrar.

Jazmin se sintió culpable y asintió a todo lo que dijo Victoria. Después de eso, encontraron la sala privada designada con la ayuda del personal del bar. Tras empujar la puerta, Victoria percibió de inmediato un fuerte olor a cigarrillos, alcohol y diversos aromas químicos. Al instante, le cambió el semblante y estuvo a punto de vomitar en el acto. Por ello, tuvo que retroceder unos pasos para respirar aire fresco del exterior.

-¿Qué me ocurre? Tengo menor tolerancia a los olores luego de quedarme embarazada o es que soy demasiado sensible? ¿Por qué me dan náuseas estos olores? No es que no conozca estos aromas. Aunque al principio me sentia incómoda, poco a poco me fui acostumbrando a ellos..

-Oh, mira quién está aquí. Es la señorita Selva. Una voz que transmitia bastante sorpresa se oyó desde el interior de la sala privada.

César Burgos, el hijo del presidente de Compañía Burgos, tenía a una mujer de rasgos delicados y piel clara acurrucada entre los brazos cuando silbó en su dirección. «César Burgos… No esperaba. que fuera él-.

-Pasen. Hagan lugar a la señorita Selva.

Ante sus palabras, sus amigos se levantaron de inmediato y le hicieron lugar. Al ver aquello, Victoria se quedó perpleja, luego apretó los labios y lo miró.

-Señor Burgos, ¿por qué no vamos a otra parte?

-¿Qué? -La miró sorprendido. Señorita Selva, ¿por qué deberíamos cambiar de lugar? ¿Sabe cuánto gasté en esta sala privada?

-El olor a cigarrillo aquí es demasiado fuerte. No lo tolero-dijo con sinceridad.

No esperaban que fuera tan directa. Los presentes se quedaron estupefactos por un instante, pero César sonrió y pronunció:

-Llevo mucho tiempo oyendo que la señorita Selva es bastante directa y hoy por fin he podido comprobarlo por mi mismo.

-Bueno, ¿nos vamos? -No podía molestarse con habladurías.

En ese momento, el chasqueó la lengua y la examinó desde la distancia. Sin embargo, siguió sin responder a su pregunta.

Mientras Victoria se sentía confundida, solo tenía un pensamiento en mente: «¿No se suponía que tenia que contar hasta tres? ¿Qué sucedió con eso?». Como Alejandro era alto y tenía piernas. largas, llegaron rápido a la habitación. En un principio, Victoria pensó que una vez que regresaran alli, él la bajaria. Sin embargo, después de que Alejandro entrara, permaneció de pie y no la bajaba.

-Bajame.

Parecia que no la habia oido, ya que solo agachó la cabeza y la miró en silencio.

-Aclararé la situación con Claudia.

Ante sus palabras, ella se sobresaltó. «¿Qué quiere decir? ¿Por qué quiere aclarar la situación?».

-¿Acaso no dijiste que mi relación con Claudia es ambigua? A partir de hoy, ella no aparecerá más delante de ti. No dejaré que vaya a la compañía, ni que venga a nuestra casa y tampoco dejaré que use tu ropa.

Al oir eso, Victoria sintió que se le aceleraba el corazón. ¿Qué quiere decir con eso? ¿No dejará que Claudia vaya a la compañia o a nuestra casa? ¿Por qué está haciendo eso de repente?».

-¿Por qué?-preguntó y ya no sentia resentimiento.

Entre tanto, Alejandro la miraba con seriedad. Su intensa mirada la alarmó un poco, pues no entendía por qué se comportaba asi de repente.

-Ya no puedes llamarlo -dijo.

En ese momento, ella estaba completamente confundida. «¿Qué?».

-Además, ya no lo llames «bebé ni muestres preocupación por él. -Alejandro apretaba los dientes mientras hablaba.

En cuanto ella escuchó eso, se asustó. Por fin entendía por qué se habia enloquecido y había dicho eso el dia anterior en el estudio, ¡Resulta que ayer oyó algo y pensó que me refería a Noel cuando dije -bebé-! Crei que no había oido nada. Tan pronto como me oyó mencionar esa palabra, pensó que me refería a Noel. ¿Es por eso que mencionó el asunto de Claudia para que fuera justo? Sin embargo, no hay nada entre Noel y yo. Desde que me converti en la señora Calire, solo en ocasiones me he puesto en contacto con él. A veces, ni siquiera nos comunicamos durante meses. ¿Cómo es que Alejandro apuntó a Noel? ¿Fue porque salimos a comer ese día?».

-¿En qué piensas?

Justo cuando Victoria estaba perdida en sus pensamientos, la tajante voz de Alejandro se oyó de repente. Apenas volvió a la realidad, lo encontró mirándola fijo. A ella se le crispó la comisura de los labios. luego le palmeó el hombro con suavidad.

—¿Podrías bajarme primero?

«El es increíble. ¿Cómo es que todavia me carga en brazos?». No solo la ignoró, sino que la abrazó con más fuerza y la miró de una manera penetrante.

-No cambies de tema.

-¿Por qué no me bajas primero? ¿Crees que es apropiado hablar así?-le preguntó con impotencia.

No tiene nada de malo respondió, en tanto su rostro permanecía serio.

Al oir su respuesta, Victoria se quedó atónita. -Bueno, lo que tú digas. Cuando él notó su silencio, el ambiente a su alrededor se tornó aún más tenso.

-No quieres cortar lazos con él, ich? Victoria, te das cuenta de que ahora eres una mujer casada?

Ya que la situación había llegado hasta ese punto, ella no quiso seguir con más rodeos y preguntó:

-¿Y tú? ¿Sabes que eres un hombre casado? ¿Te das cuenta de la situación en la que te encuentras al decirme todo esto? -Luego añadió-: No olvides que nuestro matrimonio es falso.

Después de decir eso, ella sintió que él se paralizó por un instante y su agarre pareció aflojarse. Como estaba abrazada a él, pudo sentirlo. De repente, bajó la mirada y se rio de sí misma. «Parece que es muy consciente de este hecho, pero lo ha olvidado por un momento. Quizás su ego le perturba el juicio. Es ridículo que aún tenga alguna esperanza en él. ¡Soy una tonta! Debería haberme dado cuenta en cuanto Claudia regresó; me había estado besando apasionadamente, pero se marchó de forma brusca cuando él oyó sonar el teléfono. Después de que se acostó a mi lado y mencionó el tema del divorcio, se acabaron todas las posibilidades entre nosotros”.

Al final, Victoria lo apartó y se puso de pie. Incluso luego de volver a la habitación para descansar, Alejandro no fue tras ella. Ese día, Claudia no la llamó ni le envió ningún mensaje, sino. que permaneció callada. Como no acudió a ella, Victoria no se sintió dispuesta a ponerse en contacto tampoco. Al día siguiente, Griselda insistió en que no necesitaba que la atendieran y fingió estar enfadada, puesto que temía que eso retrasara el trabajo de la joven pareja, así que Victoria no pudo discutir con la abuela y volvió a la compañía.

Victoria y Alejandro se habían quedado en la casa esos últimos días para ocuparse del trabajo. No obstante, su progreso seguía retrasándose. Todavia era controlable cuando ella no estaba en la compañía, pero una vez que regresó, enseguida se encontró con mucho trabajo y apenas tenía tiempo para descansar. Por la tarde, por fin tuvo tiempo para relajarse, así que se recostó sobre el escritorio, incapaz de mantener los ojos abiertos. En el pasado, podia soportar un trabajo tan intenso durante uno o dos días sin problema, pero en esos momentos, solo una mañana trabajando la dejó agotada.

Jazmin incluso le llevó el almuerzo de la cafeteria. Sin embargo, la comida de allí no era sabrosa. Su asistente quizás temía que se quedara con hambre, entonces había pedido varios platos de carne para ella. Victoria sintió fuertes náuseas, por lo tanto, enseguida cerró la tapa del recipiente.

-¿No come, señorita Victoria? ¿Es porque no le he traido algo de su gusto?

-No es eso.

Sacudió la cabeza, negándolo-. Es que estoy muy cansada y no me apetece comer algo pesado. Bajaré por un caldo de arroz.

Ante sus palabras, Jazmin se ofreció de inmediato diciendo:

-Déjeme ir a buscarlo.

-No te preocupes. Iré yo misma. Se levantó y se fue.

La asistente quedó sola en la oficina, entretanto removía su almuerzo, abatida, «¿Por qué siento que no puedo ser de ayuda?». Había una tienda de caldo de arroz saliendo de la compañía. Por lo general, estaba más abarrotada por la mañana que a la hora de almorzar, así que no había filas cuando Victoria fue alli.

-Quiero un cuenco de caldo de arroz y un poco de pan de natilla, por favor.

Mientras pagaba, pensó: «La verdad es que el señor Camacho hace comida más deliciosa. La próxima vez, deberia pedirle que me prepare el almuerzo con antelación y lo guarde en una lonchera. De esa manera, podré llevarmelo al trabajo y almorzar». Durante la espera, se sintió aburrida, así que decidió mirar en su teléfono el trabajo que tenía que hacer por la tarde. Justo cuando estaba absorta en ello, sintió de repente que alguien con una mirada penetrante la observaba de espaldas. Tras quedar paralizada un instante, parpadeó varias veces antes de levantar la cabeza para mirar a su entorno.

Había muchas personas y autos a su alrededor, pero todos estaban ocupados con sus tareas y nada parecía fuera de lo habitual. «Quizás estoy pensando demasiado. Luego, volvió a bajar la cabeza. Sin embargo, al cabo de un rato, esa sensación de ser observada se intensificó, incluso más. que la vez anterior. Tras apretar los labios, miró en esa dirección y se dio cuenta de que allí estaba estacionado un Bentley negro. Su carrocería apenas se veía y estaba perfectamente situada en el estacionamiento. -¿Son imaginaciones mías? ¿Por qué siento que alguien de adentro me está mirando?-.

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