Capítulo585

Luego, le cogió la mano y le dio un beso en el dorso de la mano.

Las pupilas de Clara se contrajeron, sus orejas se pusieron rojas más allá de las palabras, y por un

momento se olvidó de retirar la mano.

-Lo siento, todo es culpa mia, soy yo quien habla demasiadas tonterías. Por favor, señorita Pérez

perdóneme esta vez, ¿de acuerdo? -Alejandro frunció ligeramente sus hermosas cejas, mirándola

profundamente a los ojos, que estaban húmedos, llenos de sinceras disculpas.

¡Oh, Dios mío! ¿Seguía siendo el mismo señor Hernández que reinaba en la Ciudad de México?

¿Era este el decisivo y digno señor Hernández del grupo?

¡Tan humilde que incluso un perro tendría que inclinarse ante él al verlo!

Clara tosió ligeramente, no dijo nada sobre perdonar o no, sólo bajó sus pestañas mirando con

recelo al fuerte y guapo hombre arrodillado frente a ella.

¡Estaba muy feliz por dentro!

-Te pregunto, ¿qué demonios pretendías esta noche? ¿Cómo puedes ser tan cobarde y quedarte

ahí de pie recibiendo una paliza de tu padre?

Las cejas de Clara se alzaron con ira, no pudo evitar tocar su frente con la punta de los dedos, su

tono lleno de enojo: -Tienes treinta años eh, ¿no puedes defenderte, no puedes resistirte? ¿Eres tú

y tu padre, como padre e hijo, o amo y esclavo?

-¿Estás preocupada por mí? -Los ojos hermosos de Alejandro se entrecerraron ligeramente.

-Me has salvado la vida y me consideras tu paciente. Los sanadores son compasivos, es razonable

que me preocupe por tu cuerpo. -Su voz sonaba rígida.

-Así que todavía tienes el corazón roto.

La mirada de Alejandro era muy suave. Sus finos labios se curvaron en una sonrisa tierna, hasta

los huesos:-Una paliza, a cambio de un grito de preocupación tuyo. Creo que me lo he ganado.

-i¿¿Que?!-Clara estaba tan enojada que empezó a reír.

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¡Hombre, podría aprovechar el tiempo para ir al hospital a revisar si tenia una contusión cerebral,

o atrofia cerebelosa!

Por otro lado.

Rodrigo se apresuró al hospital más cercano con Noa tan rápido como pudo.

Desde el coche hasta llegar a ver al médico,, él siempre había sostenido a Noa con fuerza. Sus ojos

estaban enrojecidos, la oscuridad se hizo más intensa con un fuerte viento y lluvia. El señor

Rodriguez, que siempre había estado entre lo bueno y lo malo, y que podía sonreír incluso ante la

adversidad,, rara vez había temido por una mujer hasta este punto.

Luisana siguió a Rodrigo paso a paso, mirando su espalda tensa y firme, con una ligera sonrisa de

alivio dibujada en sus labios.

Esta chica era realmente un ángel.

Hacía que el señor Rodríguez, un hombre despiadado y libertino, mostrara su lado amoroso y

compasivo. Señor. Rodríguez, nuestros médicos, están fuera de servicio esta noche. Si se registra

una emergencia, ¡podemos buscarle otro médico! -La enfermera reconoce a Rodrigo, un hombre

tan alto y guapo en ese momento, pero temblaba de miedo.

-¡Si no veo al médico más competente de su hospital en diez minutos, voy a derribar este maldito

lugar y construir un club nocturno!

Rodrigo miró con ojos enrojecidos, su furioso rugido resonó por todo el pasillo del hospital: ¡¿

Todavía no te has movilizado para encontrarlo? ¡ La enfermera estaba tan asustada que su rostro

perdió color salió corriendo para llamar al médico.

Toda el personal médico se alejó de Rodrigo y demás pacientes incluso se escondieron temerosos

de tener que ver al médico sin vida.

-Noa ¿¿todavía te duele? -El corazón de Rodrigo estaba ardiendo, el sudor de sus manos

empapaba el camisón de Noa.

Noa sólo frunció el ceño y lloró en silencio.

Una lágrima cayó en el corazón del hombre hiriéndole tanto que sus ojos ardieron de ira, se mordió

con fuerza sus dientes.

-Señor Rodriguez, has olvidado que Noa recibió una bofetada de Leona, y ahora su oído está severamente

afectado, no deberias ignorarla a propósito -Luisana también se preocupó y le

recordó suavemente.

No importaba si esto no se mencionaba, tan pronto como se mencionó, Rodrigo ahora incluso sentía la ira en su

corazón para volver a la familia Hernández y enfrentar a Leona!

-Si las orejas de Noa no están bien…voy a sacarle los ojos a esa zorra de Leona,

Observando el pequeño rostro de Noa que estaba rigido y blanco debido al dolor, el corazón de

Rodrigo sintió como fuera atravesado por dardos, no podía evitar bajar la mirada y besar la fina

frete sudorosa de Noa.

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