Capítulo164 

-¿Por qué?- Alejandro frunció el ceño y sus ojos se estrecharon. 

Dios sabe cuánto tiempo llevaba dándole vueltas a esas disculpas en su mente, ¡incluso había pasado una semana sin poder dormir! 

Originalmente planeaba decirselo en el cumpleaños de su abuelo, pero esta noche, al ver a Rodrigo aparecer descaradamente en su casa, ya no podía esperar ni un minuto más y solo quería llegar lo 

más rápido posible a su lado. 

No sabía qué le estaba pasando, nunca antes se había sentido así. 

Sus emociones eran como un interruptor. Pero ahora se daba cuenta de que ese interruptor que 

controlaba sus emociones parecía estar en manos de Irene. 

-Si alguien tiene que disculparse, debería ser Beatriz quien venga y se disculpe en persona. ¿Qué 

significa que tú te disculpes en su lugar? ¿Están los dos mostrando su amor frente a mi?- Clara 

miró fríamente, sin calor en sus ojos, parecía un trozo de hielo. -Si ella matara a alguien, ¿tú te 

ofrecerías a pagar por ella? 

-Irene, vine aquí para disculparme sinceramente contigo-Alejandro elevó un poco su voz, sus 

ojos brillaban ligeramente rojos. 

-Parece que estás buscando pelea conmigo-Clara rio sin poder contenerse, sus ojos claros 

brillaban con una luz fría. -Alejandro, si no entiendes lo que significa pedir disculpas, seria mejor 

que no pronuncies esa palabra y no la manches. 

-Irene, ¿estás buscando problemas conmigo?- la voz de Alejandro se volvió más fría y dura. 

-El problema lo estás buscando tú. No te pedí que vinieras, viniste tú mismo y arruinaste todo el 

asunto-Clara forcejeó con fuerza, sintiendo dolor en los huesos de su muñeca. -¡Sueltame, quiero 

irme! 

-Aunque me esté disculpando en su lugar, ¿y qué? Aun así, me he humillado ante ti. ¿Qué más 

quieres? Alejandro ya no podía controlar su enojo, agarró con fuerza los delgados hombros de ella 

y la sacudió con fuerza. 

Alejandro, lo que quiero no es que te humilles ante mi. 

Lo que quiero es que me ames. 

+15 BONOS 

Pero sé que nunca obtendré tu amor en esta vida. Lo acepté y finalmente encontré consuelo. ¿Por 

que sigues provocándome una y otra vez? ¿Acaso soy tan insignificante a tus ojos? 

Clarario amargamente, sus ojos se volvieron rojos. 

Ese tinte rojo, era lo suficientemente brillante, hermoso y cautivador. Alejandro sintió un 

estremecimiento en su pecho, como si su alma hubiera sido quemada por un momento. 

-Quiero que desaparezcas de mi mundo-Clara apartó bruscamente a Alejandro, pero el hombre 

volvió a agarrar su muñeca. -¿Cómo puedo desaparecer? Fuimos marido y mujer durante tres años, en tu historial de vida siempre estará escrito ‘divorciada’. ¡Jamás podrás borrar ese pasado! 

-Lo digo y es suficiente. Para ti, podemos estar divorciados, pero para mí, esto es como quedar 

viuda-Clara miró con desprecio, como si él fuera una mota de polvo sin importancia. 

Alejandro parpadeó, como si hubiera recibido un fuerte golpe. En su mente resonó un zumbido 

doloroso. Tomó aliento, su mano temblaba de dolor. -¡Irene! No te dejaré escapar. Si no me divorcio 

de ti, nunca tendrás un nuevo comienzo. 

Las fuertes y valientes pupilas de Clara se llenaron de lágrimas, finalmente llegó al limite de su 

paciencia y le dio una bofetada a Alejandro. 

Esta fue la segunda vez que lo golpeaba, pero su estado de ánimo era completamente diferente a la 

primera vez. 

En este momento, su corazón dolía tanto como si sus palabras la hubieran atravesado. 

-Alejandro, sabía desde el principio que eras despreciable. ¡No debería haberme casado contigo! 

Clara salió rápidamente del coche y cerró la puerta con fuerza. 

No tuvo tiempo de abrir el paraguas y corrió bajo la lluvia de regreso a la mansión. 

Los ojos de Alejandro quedaron aturdidos, su cabeza aún inclinada, sosteniendo la postura en la 

que había sido golpeado. 1 

No sabía cuánto tiempo había pasado, su alta figura se encogió, sus brazos abrazaron su cabeza 

dolorida y temblaban, parecía aún más desaliñado y miserable. 

Al llegar a casa, Clara evitó a Aarón y corrió hacia su habitación. 

Apenas subió las escaleras, no pudo soportarlo más. Apoyó su mano izquierda en la pared, apretó 

su ropa con la mano derecha, respirando entrecortadamente, conteniendo la opresión, evitando 

rene? 

La voz preocupada de Rodrigo llegó desde atrás. Clara apretó los dientes y contuvo las lágrimas 

Estoy cansada y quiero descansar, no te acompañaré. Gracias por el regalo. 

Irene, ¿qué te pasa?- Rodrigo preguntó con un temblor en su voz. 

-No me pasa nada, buenas noches. 

-¡Irene! 

Rodrigo la alcanzó rápidamente, agarró sus delgados hombros y la obligó a enfrentarlo. 

La fuerza del hombre era demasiado fuerte, Clara se sintió mareada por sus sacudidas, sus 

almendrados ojos húmedos revelaron un rastro de enigma melancólico, que era aún más 

cautivador. 

-¿Has llorado?- Rodrigo la miró con los ojos nublados y desconcertados. 

sy 

-No-respondió friamente, aunque sus ojos enrojecidos la delataban. 

-Irene, ¿Alejandro te ha hecho enojar? ¡Es solo un hombre tonto! No vale la pena que te preocupes 

por él.

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